Con los años a minimizar los problemas y darle el valor en su justa medida a las cosas.
De pronto con el paso del tiempo, aparece un verbo que pocas veces habíamos usado, (al menos en mi caso) : priorizar, y las cosas importantes que antes nos quitaban el sueño terminan siendo casi un juego de niños cuando por comparación pierden importancia.
¿Qué es bueno o qué es malo y comparado con qué? Todo podrá ser mejor o peor dependiendo del baremo con que midamos aquello que nos daña...
Hace muchos años tuve ocasión de trabajar con enfermos y esa fue una gran escuela. Ellos me enseñaron que de nada sirve rumiar dos veces el mismo problema o darle demasiadas vueltas a lo mismo. Al final la vida se lía y se deslía sin darnos cuenta de que ella ya tenía planes para nosotros y todo se "recoloca" de una forma u otra. Las cosas tienden siempre a la amabilidad, sopena nos empeñemos en el regocijo del victimismo y en que todo cuanto nos rodea es peor que el resto.
Todo depende de la vara de medir.
(Para Mónica)