Con el paso de los años me he dado
cuenta de que las cosas siempre pasan por algo.
Cada cosa que se descolocó, dejó hueco para
que otra sucediera, y trajo a mi vida enseñanzas, experiencias, ausencias o
caras nuevas. Cada persona que llegó me brindó la oportunidad de
aprender, que cada uno somos diferentes en un mundo común a todos, y me
enseñó a tolerar nuevas formas de contemplarlo.
Aquellos que se fueron,
gastaron "su porción" de espacio en el mío, y yo, dejé un espacio en el
suyo cuando decidí marcharme para que los acontecimientos pudieran
sucederse no detrás de otro en su camino.
"Mi/su" espacio será ocupado
por otros,y el "suyo/mío" también, aunque pueda parecer mentira.
Todo sucede por algo y nada es coincidencia. Todo se transforma y nos lleva de la mano a nuestro destino.