Donde mi padre ha pasado su último año,
sentada frente al ordenador y sin creer todavía,
que él ha dejado este mundo.
Ayer, se llevó uno de sus zapatitos y yo conservo el otro,
para seguir "conectados" desde donde quiera que esté,
como un larguisimo cordón umbilical.
He perdido a mi padre, un hombre bueno,
y hoy, sólo puedo decir,
que su vacío es proporcional a su bondad: INFINITO,
y que mi pena,
es una pena nueva,
incomparable y sin consuelo.
"Querido padre, voy a echarte muchisimo de menos, pero eso tú ya lo sabes."